Inferir proviene del vocablo latino Infere, que significa traer, en el sentido de obtener una conclusión a partir de un razonamiento, para entender, lograr una mejor comunicación con otras personas, o perfeccionar un conocimiento previo. La inferencia es un razonamiento similar a un argumento, como el que elaboramos, por ejemplo, en una conversación, porque incluye no solo las afirmaciones o juicios que hacemos sobre cualquier cosa, sino también la justificación o demostración que ofrecemos para apoyar eso que afirmamos.
Ninguna de las formas de la inferencia es mejor que las demás. Todo depende del objetivo que se tenga en mente, así como del volumen y calidad de la información sobre la que se construyen inferencias. Un buen criterio de aplicación de la herramienta consiste entonces en establecer si existe suficiente conocimiento acumulado como para deducir de él una conclusión válida, y posiblemente verdadera. Si el conocimiento acumulado no es suficiente o adecuado, entonces la inferencia inductiva.
