Probablemente no nacemos clasificando; sin embargo, hay muchas evidencias de que es una de las primeras capacidades que nuestra mente pone a funcionar.
En esencia, clasificar consiste en agrupar objetos en clases o categorías, conforme a características que son comunes a ellos. A partir de esta idea, hay cuatro claves que nos servirán para entender, utilizar y habilitarnos mejor en esta herramienta.
El eje de una clasificación está en los criterios, porque nos permiten distinguir e incorporar correctamente los objetos que corresponden a una clase o categoría. Lo recomendable es que para cada clasificación haya un solo criterio dominante, especialmente si estamos hablando de varias en jerarquía. El mejor criterio será el que describa con la mayor claridad y exactitud posibles la característica que incorpora un objeto a una categoría.