No hay varitas mágicas ni superhéroes voladores detrás de la solución de problemas reales; y menos aún cuando se trata de problemas complejos o difíciles de enfrentar. En lugar de magia, ha sido el pensar estratégico lo que ha probado su eficacia en estos casos. Si los problemas que queremos resolver son reales, lo que va a ayudar es una buena estrategia, el trabajo y la constancia.
¿Cómo puedo saber que estoy aplicando correctamente la herramienta del pensar estratégico, para lograr objetivos o resolver problemas de conocimiento o de la práctica? Esta es la pregunta central a la que se refiere este apunte. Para responderla de manera ordenada, se presentarán en este apunte tres conjuntos de criterios, que nos permitirán establecer en qué medida estamos usando la herramienta para lo que fue diseñada y de manera adecuada.
Éste último apunte, está enfocado al desarrollo de tres capacidades: una, elaborar y aplicar itinerarios, es decir utilizar conjuntos de herramientas en un orden particular, adecuado al objetivo o problema que se quiere solucionar; dos, la capacidad de transferir el conocimiento, es decir el uso de las herramientas en contextos y condiciones diferentes a las del aprendizaje inicial; y tres, el de mayor dificultad, la capacidad de mejorar e innovar sobre aspectos del diseño y funcionalidad de las herramientas.