De acuerdo con definiciones de diversos diccionarios, la inteligencia es una forma de previsión, una suerte de sabiduría efectiva y concreta que se manifiesta en la forma de adquirir, conectar, comprender y utilizar el conocimiento y en el manejo de las situaciones en las que uno se encuentra. Así, por ejemplo, somos inteligentes cuando cubrimos un contacto eléctrico, anticipando la posibilidad de qué el bebé que comienza a gatear reciba una descarga eléctrica.
Practicar la conexión entre lo conocido y lo desconocido, es el criterio de aplicación con el que hay que iniciar el proceso de hacernos conscientes, e invertir tiempo y esfuerzo para desarrollar el pensar inteligente. Básicamente todos los aspectos contenidos en las diferentes definiciones sobre esta herramienta fundamental, nos llevan directa o indirectamente a la idea de conectar lo conocido y lo desconocido, ya sea para discernir, anticipar o transferir información para la comprensión, disolución o solución de problemas